Una Aproximación a Gibrán Jalil Gibrán. II Parte


Así concebía el LÍBANO, y así quería que los libaneses fueran.

Cuán ardientes fueron sus deseos de volver al LÍBANO y cuántos proyectos hicieron con su amigo de la vida, el no menos famoso escritor y pensador Mijail Nuhaine, para realizar este sueño.

En sus versos decía:

"Mis nostalgias por el LÍBANO me consumen...

Cuándo volveré a ver los cielos de mi país...

y a respirar las fragancias de mi Líbano?...

Cuándo, Dios mío, cuándo?...

Sí, volvió al LÍBANO, pero sólo su cuerpo inerte, la envoltura de ese espíritu gigante en que llevó su gran amor a su Patria junto con el amor a la humanidad. Y el LÍBANO guarda en su tierra bendita, en la cumbre que asoma al valle sagrado de KADISHA los restos

queridos de uno de sus más predilectos hijos. En Bicharre, su tumba y su museo son centro de atracción y peregrinaje para todos los que aprecian las letras árabes y los que rinden homenaje al genio de Gibrán.

Pero la obra de Gibrán no se apreciará suficientemente si no se la contempla dentro del marco de su época. Un hombre puede adelantarse a su tiempo, pero jamás podrá dejar de ostentar en su vida y espíritu las huellas de su tiempo. La breve vida de Gibrán -que no llegó a medio siglo- se mueve entre las dos últimas décadas del siglo diecinueve y el primer tercio del siglo veinte. Entre los grandes hombres del pensar occidental que influyeron en el pensamiento de Gibrán debe citarse primeramente a Nietzche y luego a Shopenhauer.

Advirtamos ya que en esa época apuntaba el primer despertar literario árabe. Pero los escritores libaneses líderes de ese movimiento no tenían todavía en ese hermosa tierra la libertad que es el ambiente indispensable para el cultivo del pensamiento y debieron trasladarse a otros países, especialmente Egipto y Francia. Gibrán prefirió, como hemos visto horizontes más amplios. Se radicó en los Estados Unidos.

En lo político apuntaba también un movimiento de rebeldía contra el yugo opresor otomano y nadie con más razón que ese espíritu noblemente rebelde pudo estar de acuerdo con esa aurora de la libertad.

En lo religioso, la religión oficial, distanciada del verdadero espíritu evangélico, mereció los avatares que Gibrán pone en boca de las víctimas de la voracidad farisea.

Fue también testigo de la primera conflagración mundial y su voz se alzó contra sus causantes para lamentar los males que ella sembró.


La vida de Gibrán Jalil Gibrán se desarrolló en oriente y occidente y así pudo hacer un parangón de las dos civilizaciones y de las dos culturas, aprovechar lo bueno de una y de otra y fundirlas en una síntesis mejorada. En occidente discípulo de Rodin, oyó a Debussy, alternó con Sara Bernard, y fue apóstol de la paz, de la fraternidad y de la tolerancia.

II. OBRA DE GIBRÁN:

"Yo nací para escribir un libro, un sólo y pequeño libro, nada más". Sin duda al hacer esta declaración, Gibrán tenía en su mente una idea fundamental que pensaba desarrollar, una idea a la que él daba más importancia que a las demás, como clave en la creación arquitectónica de su pensamiento. No creo pues, que su idea fuera la de no escribir otros libros. Pero era tan importante esa idea que a los demás libros suyos los consideró como inexistentes en parangón con el de su gran proyecto.

De hecho Gibrán escribió varias obras en las que expresó sus palabras, sus múltiples palabras de inmenso significado.

Pero cuál era esa palabra que un año antes de su muerte, declaró como la única a la que se ordenaba su misión, esa palabra viva y alada?

No lo sabemos, no sabemos que haya declarado a nadie ese secreto suyo. Consolémonos entonces que de todos modos tenemos múltiples palabras suyas, pensamiento elevados, diseminados en sus variadas obras. Gran parte de su obra es simbólica, como el mensaje de un profeta.

La extensión recorrida por su pluma es inmensa, abarcó variados temas y escribió en prosa y en versos, novelas, cuentos, ensayos filosóficos, bibliografía, etc.. Escribió en árabe y en inglés y en ambos idiomas llegó a la cúspide de la perfección.


El primer libro propiamente dicho, escrito y publicado por Gibrán fue un ensayo para la música, en sus normas, manifestaciones e influencias, era un estilo lleno de poesía en el que transparentaba sus aspiraciones artísticas.

Siguió el librito "Las vírgenes de las praderas". Es una colección de tres breves cuentos, cuyos epígrafes son: "El polvo de las edades y el juego eterno", "La Banitana" y "Juan el loco". Son relatos llenos de vida y poesía, expresión de un espíritu rebelde a los convencionalismos, a la corrupción de los poderosos y a la hipocresía de los representantes de una religión en que se traicionó el espíritu evangélico. Es un himno a los pobres y a los humildes que conmueve profundamente. Allí el habla de la vida en la montaña libanesa y dice: (pag. 120)

"Espíritus rebeldes", con sus cuatro relatos causó conmoción en el mundo árabe. En "Warda Al- Hani" defendió los derechos de la mujer oriental que a la sazón estaba privada de la libertad. En "Los excavadores de las tumbas" juzgó a los magistrados que tan ciegamente dictaminan y pronuncian sentencias contra sus hermanos. Y en "Jalil El Ateo" usó el mismo ariete que en "Juan el loco" para demoler los muros de los fariseos de su época. (Libro quemado en Beirut y por el cual fue excomulgado).

"Alas rotas quebradas" fue una novela en la que los de habla árabe vieron un nuevo "RAFAEL". Se asegura que en ella Gibrán hizo la pintura de su primer amor. Posteriormente dos libros reunió Gibrán los artículos con que anteriormente colaboró con la prensa. Estos son:

"Las Tempestades" y "Lagrima y sonrisa".

La literatura árabe se enriqueció en 1919 con la magnífica obra poética titulada "Los cortejos", poema en varios capítulos, cada uno ilustrado con un cuadro simbólico que expone su sentido. Esta bella composición tiene la forma de un diálogo entre un anciano que representa la filosofía y un joven en quien se encarna la naturaleza.

A la producción hasta ahora mencionada -toda en árabe- hay que añadir una colección de pensamientos inéditos, recopilados y publicados después de su muerte bajo el título de "Kalimat", Palabras.

Viene en seguida la obra en Inglés - Gibrán llegó a la perfección en el idioma de Shakespeare y con su penetrante espíritu observador y crítico contempló la civilización materialista de Norteamérica. Quiso, pues, valiéndose del idioma inglés influir en el ambiente norte americano, no sólo informándolo de lo que es cultura y la civilización libanesa, sino particularmente suministrar una fuerte dosis de espiritualismo en la estructura materialista de una sociedad que tiene su símbolo más expresivo en los gigantescos rascacielos de Nueva York, "Quería extraer dice Arnold Bennet, del corazón virgen de la civilización americana un espiritualismo que en nada difiriera del que arrancó CRISTO de la romana".

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