¿Hacia dónde va el proceso constituyente?
El ingeniero y empresario, José Miguel García, miembro del Consejo de Observadores del
Proceso Constituyente cuando renunció a dicha entidad le
envío al ministro de la Segpres Nicolás
Eyzaguirre, una carta con un diagnóstico
lapidario: El actual Consejo , no tiene los medios para cumplir el mandato de la
presidenta , sobre todo el rol fiscalizador
que debe
tener en los
encuentros locales “Existen muchos aspectos del proceso
constituyente que no han sido
aclarados y otros
derechamente mal concebidos ( …) hay
poco espacio para observar la metodología y el cronograma propuesto,” agregó García, al presentar su dimisión.
Por su parte el presidente
del Consejo, el abogado
constitucionalista Patricio Zapata en un
foro universitario, señaló que
el Consejo de Observadores, no tiene
ninguna facultad legal: “La presidenta lo nombró, lo puede cerrar, lo puede cambiar o agregarle más personas. En un claro indicio
que las cosas no funcionan, Zapata agregó: “que si las cosas no iban bien, uno
tiene que reconsiderar su participación”. “A mí no me nombraron para ser un cheerleader del proceso.”
La oposición, por su parte, acusó
al gobierno que no existen las condiciones para debates imparciales, y llamó a modificar el decreto supremo N° 36.
El propio ministro del
Interior contestó a la oposición, destacando el
interés de la presidenta , que el
proceso constituyente fuese un ejercicio de participación robusta
“en que todos estén presente”.
No olvidemos que la propia mandataria en cadena nacional, cuando describió el rol de los diálogos ciudadanos, señaló que estos debían entregar las bases ciudadanas para una nueva Carta Fundamental, y para
asegurar que los diálogos se realizaran de manera transparente , se iba
a constituir el denominado Consejo
de Observadores.
Si
asumimos que el Ejecutivo está liderando
el proceso, que los observadores no tienen atribuciones para establecer las condiciones mínimas para un
debate pluralista, lo cierto es que todo
indica que los denominados diálogos
ciudadanos van a terminar degradándose en un debate estéril y puede,
como señala Slavoj Zizek, convertirse todo el proceso en un botón de cerrar la
puerta del asensor: “ Es un hecho bien conocido que el
botón para cerrar la puerta de la mayoría de los ascensores es un placebo
totalmente inútil, puesto ahí solo para darle a la gente la impresión de que
participa de algún modo y contribuye a acelerar el viaje en ascensor: cuando
apretamos ese botón, la puerta tarda exactamente el mismo tiempo en cerrarse
que si apretamos el botón del piso sin tratar de “acelerar”
el proceso apretando también el botón “cerrar
la puerta”, esperemos que lo que estamos viviendo en materia de reforma
constitucional y participación ciudadana no sea este botón.
Comentarios